En este post os voy a contar los tratamientos que he tenido hasta ahora y los efectos secundarios que yo he vivido con ellos, siempre hablando de mi persona, porque como sabemos cada cuerpo es un mundo y NO a todos nos sienta igual ni tienen la misma eficacia… resalto esto y hago hincapié en ello porque sé por experiencia que al principio de la EM se tiene miedo, se lee y lee todo lo que caiga en nuestras manos y no siempre resulta igual. Yo tuve tratamientos que no me valieron nada y a otras personas hablando con ellas, resultó que ese mismo que a mí no me hizo nada, pues a ellas les sirvió como última opción y viceversa… Simplemente es mi experiencia.
Mi primer tratamiento fue COPAXONE:
Fue duro, más que nada porque eso de tener que pincharme en casa yo misma (que yo pinchar pincho a quien sea ya estoy acostumbrada, pero a mi misma… va ser que no… pero no había otro remedio) y aparte que estaba con el susto del diagnóstico, con la cabeza que no lo aceptaba, entonces cada vez que llegaba el día de inyección… que mal lo pasaba, porque el dolor se aguanta (que no es para tanto) pero cada una de esas inyecciones me recordaba lo que tenía, lo que siempre va a estar ahí como tu sombra y eso me dañaba cada día más, no ayudaba nada a levantar el ánimo que va… Menos mal que con la primera cajita de COPAXONE venía de regalo un set de inyector… “¡bieeeeeen, bieeeeeen! Que suerte… es como las cajas grandes de Cola-Cao en verano que te regalan la baticao…” (ironía modo ON).
Empecé a tomarlo en octubre, para ser exactos, el día 3 (no penséis que tengo una memoria de elefante, no ni mucho menos jajaja, es que tengo una agenda exclusivamente para mi EM y su trayectoria, y así hacer estadísticas a lo largo del tiempo…) tenía que pincharme 3 días a la semana (elegí lunes,miércoles y viernes) para que así, por lo menos dejar el fin de semana libre; la jeringa ya viene pre-cargada y es simplemente ponerla en el inyector, regularlo a la profundidad requerida para el pinchazo y quitar el capuchón. Para pinchar se pone a ras de piel, se apreta un poco el boli (inyector) contra la piel y se apreta el botoncito de arriba del boli y mientras, así, esperando que la jeringa termine de expulsar la medicación en el cuerpo; cuando termina salta el botón y ya. Lo bueno es que no veo la jeringa cuando va a entrar en la piel…sino sería incapaz; lo malo es “todo” (para que engañarnos)… pero es lo que hay y no es como las lentejas, que si no quieres las dejas… no no que va, aquí sí o sí.
Los efectos secundarios: durante la inyección y después un largo rato, mucho quemazón en la zona; rojeces bastante grandes que luego con el paso de los días iban disminuyendo de color y se parecían más a moratones, que tardaban muchísimo en quitarse, incluso mucho después de que me suspendieran esta medicación y empezará otro tratamiento, todavía me quedaban las “marcas de guerra”. Aunque las zonas de pinchazo son unas cuantas: muslos, barriga, brazos y nalgas…(siempre alternando para dejar descansar la zona) era imposible, llegaba un punto que no sabía dónde poner el pinchazo; porque también he de decir que sí pinchas encima del otro y no recuperó todavía pues duele bastante, es decir, "bajan todos los santos de cielo", jeje.
Tampoco os asustéis mucho, que contado así parece horrible e insoportable… ni mucho menos, solamente es hasta que os hagáis a él, luego ya aguantas mejor el quemazón y el pinchazo debido a la costumbre, es como todo… te haces a todo queriendo o por obligación, pero, te haces.
Y como dicen: “la primera en la frente”, este tratamiento no me valió para nada, como si me inyectará agua… en abril (sólo 6 meses después) se tuvo que suspender, ya que la resonancia salió mal, no, lo siguiente… más de 7 lesiones nuevas en el cerebro.
Qué rabia… qué impotencia… ¿¿¿¿tantos pinchazos para NADA????, bueno para nada no, para PEOR…
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